Sector agrario

El sector agrario representa uno de los sectores Imagen Sector Agrario con mayores índices de siniestralidad y tiene la singularidad de que en el desarrollo de la actividad hay un alto porcentaje de trabajadores temporales y colaboran frecuentemente familiares.

Las características específicas de la actividad agraria, como la diversidad de tareas, el trabajo con maquinaria pesada y animales, el uso de productos fitosanitarios y otras sustancias químicas, las elevadas exigencias de carácter físico, realizadas en ocasiones en condiciones ambientales extremas, el aislamiento en el lugar de trabajo, el bajo nivel de formación, etc., ocasiona una gran variedad de riesgos laborales a los cuales están expuestos los trabajadores.

En este espacio se espera dar respuesta a las cuestiones principales relacionadas con los riesgos laborales en el sector, tanto en relación con la siniestralidad y las enfermedades profesionales que se pueden producir como en los diferentes factores de riesgo, que puedes encontrar como apartados específicos. En ellos tratamos aspectos como la maquinaria agrícola y específicamente el tractor por su elevada presencia en el sector, los productos fitosanitarios y otros productos químicos que se pueden encontrar en este tipo de explotaciones, riesgos físicos como los derivados de las condiciones ambientales, el ruido, las vibraciones, etc., los trastornos musculoesqueléticos, la vigilancia de la salud, etc.

También encontrarás subtemas específicos sobre algunas actividades debido a sus características especiales. Concretamente, hay apartados para la ganadería, los trabajos forestales y los trabajos en invernaderos.

El estudio de estos riesgos laborales ha generado una extensa documentación dirigida a la protección de los trabajadores de este sector. En este Portal se ha agrupado y organizado la información más relevante para que sea utilizada para evitar los accidentes laborales y enfermedades profesionales. De esta forma se incluyen apartados que abordan aspectos preventivos relacionados con la maquinaria agrícola, el tractor o los productos fitosanitarios, otros apartados relacionados con riesgos específicos: ruido, vibraciones, agentes biológicos, trastornos musculo esqueléticos, etc., y otros apartados específicos para algunas actividades debido a sus especiales características. Concretamente, hay apartados para la ganadería, los trabajos forestales y los trabajos en invernaderos.

 

Nombre de la sección

Información básica

Aquí respondemos a algunas de las dudas básicas del sector agrario.

El sector agrario incluye las actividades recogidas en la división 01 del Grupo A de la Clasificación Nacional de Actividades Económicas (CNAE): “Agricultura, ganadería, caza y servicios relacionados con las mismas” y la división 02 “Silvicultura y otras actividades forestales”.

Dentro de la división 01, las actividades fundamentales son la producción agrícola y producción animal.

Dentro de la producción agrícola, las actividades de clasifican a su vez en cultivos perennes y no perennes y propagación de plantas, grupos que, a su vez se clasifican en otros subgrupos.

011. Cultivos no perennes
0111 Cultivo de cereales, leguminosas y semillas oleaginosas
0112 Cultivo de arroz
0113 Cultivo de hortalizas, raíces y tubérculos
0114 Cultivo de caña de azúcar
0115 Cultivo de tabaco
0116 Cultivo de plantas para fibras textiles
0119 Otros cultivos no perennes
012. Cultivos perennes
0121 Cultivo de la vid
0122 Cultivo de frutos tropicales y subtropicales
0123 Cultivo de cítricos
0124 Cultivo de frutos con hueso y pepitas
0125 Cultivo de otros árboles y arbustos frutales y frutos secos
0126 Cultivo de frutos oleaginosos
0127 Cultivo de plantas para bebidas
0128 Cultivo de especias, plantas aromáticas, medicinales y farmacéuticas
0129 Otros cultivos perennes
013. Propagación de plantas
0130 Propagación de plantas

Algo similar ocurre con la producción ganadera, que incluye la cría y reproducción de animales tan distintos como vacas, cabras o pollos o conejos.

014. Producción ganadera
0141 Explotación de ganado bovino para la producción de leche
0142 Explotación de otro ganado bovino y búfalos
0143 Explotación de caballos y otros equinos
0144 Explotación de camellos y otros camélidos
0145 Explotación de ganado ovino y caprino
0146 Explotación de ganado porcino
0147 Avicultura
0149 Otras explotaciones de ganado

Y no hay que olvidar que, a pesar de tratarse de una actividad residual atendiendo el número de trabajadores expuestos, incluye también la caza, captura de animales y servicios relacionados con las mismas. Por supuesto, también se incluye dentro de las actividades del sector, la producción agrícola combinada con la producción ganadera así como las actividades de apoyo a la agricultura, la ganadería y las de preparación posterior a la cosecha y el tratamiento de semillas para la reproducción.

En el apartado de silvicultura y explotación forestal, la actividad principal es la del mismo nombre, pero incluye también la explotación de la madera, recolección de productos silvestres (excepto madera) y servicios de apoyo a la silvicultura.

Según las conclusiones del Diagnóstico de situación del sector agrario, en el que se estudiaron las condiciones de trabajo a partir del análisis de siniestralidad, se pueden extraer importantes conclusiones.

Los trabajadores del sector se caracterizan por ser mayoritariamente hombres, con un predominio en todas las actividades agrarias y ganaderas, que en silvicultura llega a superar el 90%. También se trata de una población más envejecida que la media, especialmente en ganadería, siendo aquí la silvicultura la excepción.

El nivel de formación de los trabajadores es bajo, estando por debajo de la media, especialmente en las actividades agrarias y ganaderas, donde más del 70% de los trabajadores solo han finalizado la primera etapa de educación secundaria. Estos datos son coherentes con los que ofrece el análisis de las ocupaciones en el sector, con una mayoría de trabajadores ocupando puestos de menor nivel y especialización de las competencias en detrimento de trabajadores en tareas de dirección y personal técnico y profesionales.

Se trata de un sector en el que predominan los autónomos y microempresas, existiendo comparativamente una proporción elevada de cooperativistas. Además, uno de los principales problemas en el sector es la dispersión de los centros de trabajo, así como la distancia a centros de población y en muchas ocasiones un acceso difícil.

En la siguiente tabla se observa como la situación profesional difiere bastante del total de actividades (con la excepción de Silvicultura), existiendo una proporción de empresarios con o sin asalariados mucho más elevada en detrimento de la proporción de asalariados.

Imagen gráfico sobre situación profesional de los trabajadores en el sector agrario

La temporalidad de los distintos cultivos lleva a una elevada estacionalidad de las tareas que genera una alta presión de tiempo en época de recolección por ejemplo. Y esto nos lleva a una alta temporalidad en la contratación. El porcentaje de contratos temporales es mucho más alto en este sector que en el total de las actividades llegando a ser superior al 70% en la actividad agraria.

Al requerir mucha mano de obra en poco tiempo y no requerirse en muchos casos una formación especial, se recurre con frecuencia a trabajadores de otras nacionalidades que en ocasiones no conocen bien el idioma e incluso provienen de culturas diferentes que pueden llevar a una visión del riesgo distinta.

En estas explotaciones se realizan un elevado número de tareas diferentes ya que, aparte de que la propia actividad agraria y/o ganadera es de por sí bastante variable, se llevan a cabo tareas de mantenimiento de las instalaciones por ejemplo con una serie de riesgos añadidos a la propia actividad.

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El índice de incidencia de accidentes de trabajo con baja en trabajadores afiliados del sector agrario se encuentra muy próximo al de industria y ambos por debajo del de construcción, aunque muy por encima del total de actividades.

De mayor interés es analizar la evolución en el tiempo de estos índices, ya que en la siguiente gráfica podemos observar que en el caso del sector agrario se mantienen e incluso se observa una leve tendencia al incremento, mientras que en el resto de los sectores en general tienden a la baja.

Gráfica sobre Evolución temporal de los índices de incidencia sectoriales

La rama de actividad de Agricultura, Ganadería, Caza y Servicios relacionados con las mismas, viene siendo calificada en los últimos años por el Observatorio Estatal de Condiciones de Trabajo como prioritaria para el desarrollo de políticas preventivas eficaces, debido a su destacada incidencia de accidentes graves y mortales, así como por el elevado número de trabajadores ocupados y potencialmente expuestos a este tipo de accidentes (índice de accidente de trabajo en jornada laboral calificados como graves o mortales ajustado por la población afiliada)1. Además, la silvicultura y explotación forestal continúa siendo la rama de actividad con el segundo mayor índice de incidencia de accidentes con baja2.

Recientemente se ha publicado un nuevo estudio sobre la siniestralidad en las Pymes para identificar sectores y actividades donde es prioritario actuar3, que da respuesta a la Línea de Actuación 2A.1 de la Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo 2015-2020 (EESST). Según este estudio, al desagregar por sexo los índices de accidente de trabajo en jornada laboral ajustado por la población afiliada, la actividad de Agricultura, ganadería, caza y servicios relacionados con las mismas, aparece como actividad prioritaria para el grupo de mujeres, en los tres rangos de plantilla en la empresa analizados: de 1 a 9 trabajadores, de 10 a 25 trabajadores y de 26 a 49 trabajadores.

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Dada la amplitud de actividades que se realizan en el sector, los riesgos pueden ser muy variados. Además en muchas explotaciones se realizan actividades combinadas de agricultura y ganadería, sin hablar de las grandes diferencias que hay con la silvicultura.

Imagen de una persona recolectando fruta

No obstante, a través de este portal trataremos de dar información sobre los principales riesgos que se pueden encontrar.

Debido al trabajo en exteriores, los factores climatológicos son de gran importancia, ya que no solo influyen en la organización del trabajo, sino directamente en la salud de los trabajadores. Por otra parte, está claro que el clima de Asturias, no es comparable al de Almería. Por ello, dependiendo de la actividad, la zona geográfica y el momento del año, se deberá tener en cuenta factores tales como la temperatura, la humedad del ambiente, la lluvia, el viento, las radiaciones solares, etc.

El trabajo en exteriores también expone a los trabajadores al contacto con animales o plantas que puedan ser dañinas debido a picaduras, mordeduras, o a reacciones diversas por contacto.

En otras actividades es posible controlar las condiciones del lugar de trabajo y garantizar que los suelos, puertas, iluminación, servicios, etc. cumplen unos requisitos básicos que protegen al trabajador. Sin embargo, en este sector, ello no es posible, estando por tanto los trabajadores a riesgos derivados de suelos irregulares, deslizantes por la lluvia, con objetos con los que se puede tropezar (naturales o no), elementos con los que cortarse, arañarse o golpearse (por ejemplo ramas de árboles, vallas), etc.

Para muchos de los trabajos se deben utilizar herramientas, desde simples herramientas manuales como tijeras de podar hasta motosierras, que requieren una formación específica para su utilización ya que pueden dar lugar a accidentes importantes.

También hay riesgos derivados del uso de vehículos agrícolas, especialmente tractores, de amplia utilización en el sector, así como maquinaria agrícola muy variada, sembradoras, cosechadoras, etc.

El uso de maquinaria, es una fuente de riesgo por exposición a ruido y vibraciones fundamenta fuente de riesgos tales como la exposición a ruido y a vibraciones.

Son también muy variados los productos químicos que se pueden encontrar en estas explotaciones. Empezando por los productos fitosanitarios necesarios para proteger y mejorar las cosechas, abonos y fertilizantes, carburantes para los vehículos, así como un amplio espectro de productos que se pueden utilizar para todas las tareas de mantenimiento de las explotaciones.

Si se cría ganado, existe además exposición, por una parte, a los daños que pueden producir los animales (mordeduras, coces, etc) y por otra a las posibles enfermedades que estos puedan transmitir a los humanos.

A pesar de la mecanización que se ha producido en el sector en los últimos tiempos, se trata de trabajos en los que sigue habiendo altas exigencias de carga física, tanto por manipulación de cargas, como por posturas inadecuadas y/o mantenidas y movimientos repetidos.

Y no hay que olvidar los factores psicosociales, que se encuentran en todo tipo de actividad, y por supuesto también en este sector. Factores como la presión de tiempo, la repetitividad o monotonía de la tarea, la falta de poder de decisión, la valoración, o las relaciones personales entre otros, pueden ser causa de daños a la salud.

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La evaluación de los riesgos es la base para la gestión preventiva en cualquier actividad. En el sector agrario, la amplia gama de tareas que se realizan y el gran abanico de factores de riesgo, complica en gran medida la realización de una evaluación de riesgos adecuada que responda a los objetivos y expectativas que tenemos de la misma, que en definitiva es garantizar que conocemos los riesgos que hemos de gestionar y tenemos información suficiente sobre ellos para adoptar las medidas preventivas y correctoras adecuadas priorizándolas correctamente.

Imagen de la evalucación del riesgo en el sector agrarioPara decirlo de una manera fácil, realizar una buena evaluación de riesgos en este sector se requiere de técnicos de prevención con alta cualificación, experiencia y conocimientos del sector.

Imagen de un hombre junto a un camión

Pero además nos enfrentamos a una gran dispersión de los centros de trabajo que puede requerir elevado tiempo solo para el desplazamiento hasta el lugar. La estacionalidad de las tareas así como los distintos cultivos que se pueden tener en una misma explotación dificultan igualmente la evaluación ya que se requerirían varias visitas para ver todos los procesos.

Sería necesario comenzar realizando una identificación de los riesgos presentes y continuar aplicando algún método general de evaluación de riesgos. Sin embargo, esta evaluación inicial, nos llevará, casi con toda seguridad a la necesidad de aplicar métodos específicos para los riesgos que no se puedan evitar y cuyos daños a la salud puedan ser importantes.

Un documento de la Comisión Europea que puede resultar de gran interés es la Guía no vinculante de buenas prácticas dirigida a mejorar la aplicación de las directivas sobre la protección de la salud y la seguridad de los trabajadores en la agricultura, la ganadería, la horticultura y la silvicultura.

En ella se incluye una herramienta para la realización de la evaluación de riesgos laborales de una explotación agrícola. Esta herramienta incluye una base de datos con 128 peligros evaluados, adaptando dicha evaluación al caso en particular, pudiendo añadir nuevos peligros.

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La actividad ganadera comparte algunas características con el resto del sector agrario como por ejemplo que gran parte de los trabajos se realizan al aire libre sujetos a las variaciones climáticas, la gran diversidad y variedad de tipos de aprovechamiento ganadero, con la subsiguiente multiplicidad de tareas, las jornadas largas e irregulares, teniendo que cubrir todos los días del año sin descanso, la ejecución frecuente de trabajos con intensa carga física y en posturas incómodas.

A todo ello, hay que añadir el hecho de trabajar con animales que viven, y se mueven por propio impulso, lo que va a suponer una dificultad añadida para adoptar medidas preventivas dirigidas a controlar determinadas situaciones de riesgo.

Hace unos años, el Grupo del Sector Agrario de la CNSST, creó un subgrupo para analizar la problemática del sector ganadero. Aunque el informe publicado es de 2005, gran parte de los problemas no se han solventado.

Además de otros problemas que afectan a todas las actividades del sector agrario en general, en las actividades ganaderas se observaba una incompleta aplicación de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, debido al cumplimiento meramente formal a la parte documental. En algunos casos, sobre todo en las explotaciones más pequeñas, las instalaciones están obsoletas y con un mantenimiento inadecuado

En general, existe cierto conocimiento de las zoonosis, pero se subestima la probabilidad de adquirirlas tomando escasas acciones para su prevención. Raramente se declaran en los partes de enfermedad profesional las enfermedades profesionales que se hallan legalmente reconocidas como tales. En la mayoría de las ocasiones tales enfermedades se diagnostican y tratan como enfermedad común.

Tampoco existe una conciencia clara del uso de los equipos de protección individual, que con frecuencia se ven reducidos al uso de ropa de trabajo y botas de goma.

Todo ello provoca que el sector agroganadero sea uno de los sectores con una siniestralidad más elevada cuyos accidentes suelen ser más graves que en el resto de sectores, como se indica en la tabla siguiente, extraída del documento elaborado por el INSST en 2016 Diagnostico de situación del sector agrario.

La mayor proporción de accidentes graves y mortales implica que en Producción ganadera y Producción agrícola y ganadera, los trabajadores que han sufrido el accidente requieran asistencia hospitalaria en más casos, así como hospitalización en todas las actividades agrarias excepto en Agricultura.

NTP 411: Zoonosis de origen laboral

En ganadería son de especial interés las zoonosis de origen no alimentario que se pueden transmitir al hombre bien de forma directa o a través de un vector:

  • Por contacto con el animal, como por ejemplo:
    • Rabia: por la agresión o mordedura de un animal enfermo-portador
    • Hidatidosis: por relación con perros afectados
    • Psitacosis: por contacto con las aves enfermas.
  • Transmitidas a través de vectores, como por ejemplo:
    • Mosquitos: Leishmaniosis a partir de la picadura de Flebotomos.
    • Garrapatas: Enfermedad de Lyme.

Se trata de un problema de gran envergadura que además está en crecimiento debido, entre otros motivos, a la globalización que facilita el tráfico internacional de mercancías y personas facilitando la difusión de enfermedades contagiosas.

La legislación española y europea, en concreto el RD 1940/2004 sobre la vigilancia de zoonosis y los agentes zoonóticos recogen una clasificación en dos listas A y B:

A. Zoonosis y agentes zoonóticos que deben ser objeto de vigilancia (siempre):

  • Brucelosis y sus agentes causales.
  • Salmonelosis, Campilobacteriosis, Listeriosis y sus agentes causales.
  • Equinococosis, Triquinosis y sus agentes causales.
  • Tuberculosis por Mycobacterium bovis.
  • Escherichia coli productora de verotoxina.

B.- Lista de zoonosis y agentes zoonóticos que deben ser objeto de vigilancia en función de la situación epidemiológica:

  • Zoonosis víricas: Calicivirus; Virus de la hepatitis A; Virus de la gripe; Rabia y Virus de las enfermedades transmitidas por garrapatas.
  • Zoonosis bacterianas: Borreliosis, Botulismo, Leptospirosis, Psitacosis, Tuberculosis, Vibriosis, Yersiniosis.
  • Zoonosis parasitarias: Anisakis, Criptosporidios, Toxoplasmas, Cisticercos.
  • Otras.

ERGA FP 63. Riesgos en la ganadería

Además de la gran dispersión y la diversidad de actuaciones que supone la ejecución de actividades forestales, lo que puede dificultar la programación y ejecución de las actuaciones preventivas, otros factores como la estacionalidad en el empleo y el uso de maquinaria diversa, contribuyen a que esta rama de actividad se caracterice por una elevada siniestralidad.

El trabajo forestal ha de realizarse al aire libre, lo que supone una exposición a condiciones climáticas extremas (frío, calor, nieve, lluvia y radiación ultravioleta), y en ocasiones a peligros naturales, como terrenos irregulares o fangosos, vegetación densa y a una serie de agentes biológicos. Además, los lugares de trabajo suelen estar alejados y mal comunicados, lo que dificulta las labores de rescate y evacuación de los trabajadores en caso de emergencia. Estas condiciones pueden verse agravadas por la naturaleza del trabajo, debido, por ejemplo, a la caída inesperada de árboles o a la utilización de equipos de trabajo peligrosos. Otros factores, como la organización del trabajo, las pautas de empleo y la formación también desempeñan un papel importante para aumentar o reducir los peligros asociados al trabajo forestal. Todo ello se traduce en una elevada siniestralidad y en graves problemas de salud.

Así, el índice de incidencia de los accidentes de trabajo en jornada laboral de silvicultura y explotación forestal es cinco veces superior al de la media del total de las ramas de actividad, situándose en el segundo puesto, solo por detrás de la actividad de extracción de antracita, hulla y lignito. Nuevamente, los índices de silvicultura y explotación forestal también se disparan en el caso de accidentes mortales con respecto a los del total de actividades.

La mecanización de gran parte de los trabajos supone la aparición en los operarios de las máquinas de lesiones de cuello y hombros, que pueden ser tan incapacitantes como los accidentes graves. El dolor de espalda provocado por el intenso esfuerzo físico y por la adopción de posturas de trabajo perjudiciales es muy común entre los operarios de motosierras y entre los trabajadores que realizan la descarga manual de los troncos. Existe una alta incidencia de pérdida prematura de la capacidad laboral, con la consiguiente jubilación anticipada entre los trabajadores forestales. De hecho, tal y como se refleja en el apartado de problemas de salud durante los últimos doce meses de la VI Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo (2015), el 53 % de los trabajadores del sector agrario (entre los que se incluyen los trabajadores forestales) refieren sufrir dolor de espalda, el 50 % dolor de cuello y extremidades superiores y el 44 % dolor de las extremidades inferiores. Asimismo, el 33 % de los trabajadores de dicho sector manifiesta haber presentado algún episodio de incapacidad temporal en los últimos 12 meses.

Por otro lado, el cuadro actualmente vigente de Enfermedades Profesionales en el Sistema de la Seguridad Social, aprobado por el Real Decreto 1299/2006, recoge en el Anexo 1, Grupo 2 relativo a las enfermedades profesionales causadas por agentes físicos, varias enfermedades osteoarticulares o angioneuróticas provocadas por las vibraciones mecánicas producidas por la utilización de motosierras o de desbrozadoras, entre otras máquinas

ENLACES

Los riesgos a que están expuestos los trabajadores de invernaderos son similares a los riesgos que tienen el resto de trabajadores agrícolas, aunque en este caso, hay algunos aspectos diferenciadores.

Algunas fuentes, como el gabinete de estudios de la entidad financiera Rabobank, sitúan a España como el segundo país del mundo con mayor superficie de invernaderos, solo superado por China.

Según la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de Cultivos (ESYRCE), en España, la superficie destinada a cultivo en invernadero supera las 69.000 Ha, lo que supone un 0,14% sobre el total de las tierras de cultivo. En España, se empezaron a construir a finales de los años 70 en Murcia, Alicante,

Granada y, especialmente, en Almería.

El hecho de poder controlar la temperatura, humedad y otros factores ambientales permite favorecer el desarrollo de plantas fuera de su periodo de cultivo habitual, así como cultivar determinados productos en lugares donde no sobrevivirían por las condiciones climáticas del lugar. Por ello, no es de extrañar que se empleen sobre todo para el cultivo de verduras y hortalizas, plantas de escasa altura, flores, y plantas raras y exóticas.

Precisamente las condiciones que permiten el cultivo de estos frutos son que los provocan que las condiciones a las que se ven expuestos los trabajadores no sean las más idóneas. Se trata de lugares cerrados en los que se controla las condiciones ambientales, pero los valores de estas no se seleccionan con la finalidad de que las personas se encuentren bien, sino del crecimiento de las plantas y por ello suelen ser temperaturas elevadas, con un alto nivel de humedad que crean un entorno difícil e incómodo para las personas. Es tas mismas condiciones hace que la utilización de abonos, fertilizantes y productos fitosanitarios tenga unas características distintas a su uso en exteriores, pudiendo tener peores consecuencias sobre la salud.

Por otra parte, aunque la construcción de los invernaderos suele realizarse por empresas de construcción, las tareas de mantenimiento del mismo suelen correr a cargo de los propios trabajadores de la explotación, pudiendo por tanto estar expuestos a caídas de altura desde la cubierta, o riesgos eléctricos, por ejemplo.

RIESGOS DURANTE LA CONSTRUCCIÓN Y MANTENIMIENTO

La construcción de los invernaderos suele hacerse a través de empresas del sector de la construcción. Los riesgos que se pueden producir en esta fase, están por tanto relacionados con los riesgos propios de la construcción y son los relativos al emplazamiento, cimentación, estructura, colocación de cubiertas, fachadas, arriostramientos, alambrados, instalación de plásticos y en su caso, de sistemas de ventilación y/o riego.

Las tareas de mantenimiento a veces se contratan a empresas de servicio, pero en muchos casos, se llevan a cabo por el propio personal de la instalación. Las más habituales son las siguientes:

  • Colocación de mallas y plásticos: se sustituyen los que se van deteriorando. Son trabajos que se realizan en la cubierta (teniendo que desplazarse por la estructura) y en las bandas laterales donde se emplean escaleras de mano o incluso andamio. Pueden producirse arañazos con el alambre y cortes por las herramientas de corte. Las tareas de mantenimiento de las ventilaciones son similares.
  • Acondicionamiento de la balsa de riego: la balsa debe limpiarse con agua a presión y cepillos. En ocasiones, el plástico se encuentra muy estropeado y es necesario sustituirlo.
  • Labores de albaliñería: pequeñas reparaciones de la estructura de obra como de almacenes, casetas, los caminos, etc.
  • Blanqueo, encalado o sombreo: supone cubrir de cal la estructura para evitar las radiaciones, para lo que hay que acceder a la cubierta y a la totalidad de las bandas laterales. En septiembre se retira la capa de cal, con agua o mezcla de agua y amoniaco.
  • Reparación y limpieza del sistema de pulverización y riego: Las tareas de limpieza consisten en lavar con agua a presión el depósito, la bomba, las tuberías y la pistola de pulverización. El mantenimiento supone el cambio de boquillas, membranas retenes y válvulas. A veces hay que reparar las gomas cortando el trozo dañado y empalmando, para lo que su dilata la goma con un soplete de gas y se sujeta con una abrazadera.

Según el documento elaborado por el Grupo “Sector Agrario” de la CNSST, “Aunque no está siendo aplicado en la práctica, existen múltiples argumentos que indican la obligatoriedad de incluir la construcción de los invernaderos permanentes en el ámbito de aplicación del Real Decreto 1627/1997, de 24 de octubre, por el que se establecen disposiciones mínimas de seguridad y de salud en las obras de construcción. La aplicación de este Real Decreto, dotaría a los invernaderos de unas infraestructuras de seguridad que supondrían unas mejoras de las condiciones de seguridad y salud no solo durante la construcción de los distintos tipos de invernadero sino incluso posteriormente, en los trabajos de mantenimiento a lo largo de la vida de los mismos. Ejemplo: Colocación de redes de protección, barandillas perimetrales, puntos de anclaje para cinturones de caída, etc.”

Este Grupo de Trabajo realizó en el citado trabajo dos propuestas para solventar esta carencia:

Carencia 3

Falta de medidas preventivas en el diseño de invernaderos, que elimine o minimice los riesgos durante su mantenimiento y utilización.

Propuestas:

  • Aplicación a los invernaderos de carácter permanente, a efectos de medidas de prevención, de lo establecido en el Real Decreto 1627/1997 de 24 de octubre, de Disposiciones mínimas de seguridad y salud en las obras de construcción.
  • Establecimiento de un baremo similar al especificado en el Real Decreto 1627/1997, donde se concrete a partir de qué parámetros el invernadero permanente, debe formar parte del Proyecto el Estudio o Estudio Básico de Seguridad y Salud.

NTP 1001: Invernaderos artesanales: riesgos de seguridad en su construcción y mantenimiento (I)

NTP 1002: Invernaderos artesanales: riesgos de seguridad en su construcción y mantenimiento (II)

Trabajos en invernaderos: análisis de riesgos

RIESGOS ESPECÍFICOS DE TRABAJOS EN INVERNADEROS

Los trabajos propios del cultivo en invernadero son similares a los que se realizan en agricultura.

  • Preparación del terreno: eliminando restos que puedan quedar del cultivo anterior y malas hierbas e incorporación de estiércol nuevo. Se pueden hacer de manera manual o con ayuda mecánica. Habitualmente son tareas de verano, trabajando en condiciones ambientales extremas y con gran cantidad de polvo en el ambiente. Las operaciones manuales a nivel de suelo obligan a la adopción de posturas incómodas.
  • Desinfección del suelo: para aumentar la temperatura del suelo, disminuir la evaporación del agua, impedir el crecimiento de malas hierbas, y aumentar la concentración de CO2 en el suelo, se cubre de una capa de arena o similar. Como tarea preparatoria, también se suele realizar en verano, utilizando elementos cortantes (cuchillo, tijera o cutter) y es necesario adoptar posturas inadecuadas como inclinada o en cuclillas. La operación suele realizarse en verano y se utiliza manteniendo el tronco en posición.
  • Transplante/siembra: Según el tipo de cultivo, se realizará la siembra o el trasplante con cepellón. En ambos casos la operación es manual, se realiza de pie, con las piernas flexionadas y el tronco inclinado hacia delante. En plantaciones tempranas, una vez realizado el trasplante, se puede proceder a la colocación de tunelillos de plástico para incrementar la temperatura.
  • Poda: con la ayuda de tijeras o cuchillos, se eliminan brotes axilares dejando uno o varios tallos o guías. Suele requerir la adopción de posturas inadecuadas.
  • Deshojado: consiste en eliminar las eliminan hojas viejas o enfermas o aquellas que no permiten la aireación e iluminación en el interior de la planta. Según el cultivo, puede requerir el uso de tijeras o cuchillos.
  • Pinzamientos: consiste en cortar los brotes terminales de los tallos principales para detener el crecimiento de los cultivos en el momento adecuado o aumentar el número de brotes secundarios. Las exigencias de esta tarea son muy similares a las de la poda y deshojado.
  • Aclareo de frutos defectuosos o excesivos: en algunos cultivos es necesaria la utilización de tijeras o cuchillos.
  • Eliminación de residuos: tras las operaciones de poda, deshojado, pinzamiento o aclareo de frutos es necesario retirar todos los restos, lo que generalmente se hace manualmente con la ayuda de rastrillos.
  • Manipulación de insectos polinizadores: esta actuación requiere la manipulación de las colmenas con el empleo de medios auxiliares
  • Preparación y aplicación de plaguicidas y fertilizantes: los aplicadores de productos fitosanitarios tienen que tener un carnet que garantice el conocimiento de los riesgos derivados de la preparación del caldo y su aplicación mediante las distintas técnicas existentes. Muchos de estos productos pueden causar daños a la salud y las vías de exposición son variadas, teniendo que conocerlas y emplear los equipos de protección individual adecuados. Se encontrará información sobre el riesgo derivado de estos productos al realizar tareas en los cultivos que han sido tratados previamente, para lo que habrá de respetarse los periodos de reentrada correspondientes.
  • Entutorados: su finalidad es guiar el crecimiento de la planta favoreciendo la comodidad del trabajo y la calidad de los frutos. Para ello, se extienden unos hilos sujetos a la estructura del invernadero siguiendo la línea de cultivo, a los cuales se van enganchando los hilos que sujetaran y guiarán la planta durante su crecimiento, dejando caer un hilo encima de cada planta.
  • Recolección: consiste en coger los frutos maduros. Por lo general se depositan en cajas que se van colocando en torno al pasillo central, de donde pueden ser ubicadas en carros de recolección o paletizadas y sacadas con un torito o una traspaleta, bien al almacén o directamente a un camión. Según el tipo de cultivo, puede ser necesario adoptar posturas forzadas, ya que puede haber frutos desde a ras de suelo hasta alturas considerables. Además se produce una manipulación manual de cargas importante.