Riesgos Físicos

El término “agentes físicos” Imagen Riesgos Físicos se utiliza habitualmente para describir distintas formas de energía que tienen la capacidad de causar daños en la salud y la seguridad durante el trabajo.

Dentro de los agentes físicos se incluyen el ruido, las vibraciones, el ambiente térmico, las radiaciones ionizantes y las radiaciones no ionizantes, entre las que se encuentran los campos electromagnéticos y las radiaciones ópticas.

Los agentes físicos están presentes en un gran número de actividades laborales como la construcción, la industria, los centros de investigación e incluso en el sector servicios y pueden abarcar aspectos estudiados de forma clásica desde el punto de vista de higiene industrial pero también desde la perspectiva de la ergonomía.

 

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Información básica

Aquí respondemos a algunas de las dudas básicas de riesgos físicos.

Los agentes físicos que se analizan en el campo de la prevención de riesgos laborales son variados y proceden de diversas formas de energía.

En primer lugar, se podrían situar aquellos relacionados con la energía mecánica: el ruido y las vibraciones, debido a que son los más tradicionales en el terreno de la higiene industrial y sus efectos perjudiciales en la salud se conocen desde los inicios de la disciplina.

Por otra parte, se encuentran los relacionados con la energía calorífica: un ambiente térmico desfavorable puede ocasionar situaciones de incomodidad con consecuencias para la salud, pero también puede desencadenar situaciones de peligro grave si las condiciones ambientales son extremas.

Una de las energías que mayor presencia tiene en el entorno laboral es la energía en forma de radiación. Aquí se incluyen aquellas que tienen energía suficiente para ionizar la materia, conocidas como radiaciones ionizantes, y también las menos energéticas: radiaciones no ionizantes.

La evaluación de riesgos ocasionados por agentes físicos va a tener unas peculiaridades diferentes dependiendo del agente.

No obstante, la evaluación de los agentes físicos siempre tiene en cuenta los principios generales de la acción preventiva donde primero se deben identificar los riesgos, después tratar de eliminarlos, posteriormente evaluar los que no se han podido evitar y, en función del resultado de la evaluación, se deberán proponer una serie de medidas de prevención y protección para minimizar sus consecuencias para volver a iniciar después el proceso (ciclo de mejora continua).

En los reales decretos específicos se incluyen los valores de referencia, así como las peculiaridades que debe cumplir la evaluación de riesgos.