Entrevista a Joan Guasch Farrás, director del CNCT (2002-2019)

Es Licenciado en Ciencias Químicas y experto en Higiene Industrial. Fue Director del Centro Nacional de Condiciones de Trabajo entre mayo de 2002 y noviembre de 2019, cuando se jubiló. Ha participado como profesor en la impartición de temas de Higiene Industrial en actividades formativas organizadas, promovidas o participadas por el INSST y como ponente en diferentes Congresos de Prevención de Riesgos Laborales.

Fotografía de Joan Guasch Farrás

Fue Director de la Escuela Superior de Prevención de Riesgos Laborales, que ubicada en el CNCT, impartía el Máster Oficial Universitario “Seguridad y Salud en el Trabajo: Prevención de Riesgos Laborales”, título compartido por el INSST, la Universidad de Barcelona, la Universidad Politécnica de Cataluña y la Universidad Pompeu Fabra. Representando al INSST, desarrolló misiones de Cooperación Técnica Internacional en Rusia, Suiza, Inglaterra, Irlanda, Francia, Portugal, Brasil, Argentina y Chile. Es coordinador y/o autor de diversas publicaciones sobre higiene industrial, tales como “Indoor Environmental Control”, “Lighting”, “Encyclopaedia of Occupational Health and Safety” (OIT).

Cómo se crearon los centros nacionales

Las cifras de siniestralidad laboral que España presentaba en la segunda mitad de la década de los 60 del siglo XX eran realmente muy elevadas y los índices que las recogían estaban muy alejados de los que presentaban los países de nuestro entorno geográfico y político, por lo que el país los debía armonizar de cara al futuro más inmediato. Sin lugar a dudas, esta circunstancia coadyuvó a la decisión de encarar el problema de manera estratégica a nivel nacional y llevó a la creación del Plan Nacional de Higiene y Seguridad del Trabajo (llamo su atención al orden: Plan Nacional de Higiene y Seguridad del Trabajo).

Nacido, pues, para hacer disminuir las inaceptables cifras de la siniestralidad –Accidentes de trabajo y Enfermedades derivadas del trabajo– se le encomendaron unas funciones de promoción, sensibilización, formación, asesoramiento técnico, control estadístico, homologación de EPI, apoyo técnico a las autoridades laborales, etc.

Para ello, se estructuró con unas Unidades Provinciales, una en cada provincia, para apoyo inmediato y acción sobre el terreno para las empresas de cada provincia. Así, se crearon 52 Gabinetes Técnicos Provinciales. De todos es conocido en la actualidad y, desde entonces, lo multidisciplinar y compleja que es la tarea y los conocimientos muy especializados que se requieren para hacer frente a las exigencias de la prevención de los riesgos laborales.

Para darle cobertura, se diseñó y puso en marcha un primer círculo de Centros de Referencia, llamados Centros de Higiene y Seguridad del Trabajo, en algunas provincias. Un Centro por región, que daba apoyo a sus Gabinetes Técnicos Provinciales. El sistema se cerraba con el diseño y puesta en funcionamiento de unos Centros de Especialización, llamados Institutos Territoriales, y se construyó uno en cada territorio: Madrid, Barcelona, Sevilla y Bilbao. Los Servicios Centrales de dirección y ejecución del Plan se instalaron en Madrid.

La dotación de recurso humanos y materiales de estas unidades de ejecución del Plan era creciente en especialización, profundidad y número de efectivos, a medida que se ascendía en la estructura organizativa diseñada. Un Gabinete tenía una plantilla de entre 30 y 50 efectivos. Un Centro de Higiene y Seguridad, de entre 60 y 80 efectivos y mayores recursos materiales: equipos e instrumentación técnica especializada. Y un Instituto Territorial del orden de los 300 efectivos. Aproximadamente el 50% de los efectivos destinados al Plan Nacional lo constituían sus plantillas técnicas compuestas por técnicos universitarios formados en los diferentes campos del conocimiento y de la ciencia. Una gran “fuerza de choque” a la que había que formar y enseñar en las peculiaridades propias de la prevención de los riesgos laborales, para que pudieran llevar a cabo las funciones encomendadas al Plan Nacional.

Este Plan Nacional, siguiendo con su andadura, fue transformado en 1982 en el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, siguiendo con una estructura similar y muy parecidas funciones, en lo esencial, pero mucho más especializadas, dada la madurez que había conseguido y, con ello, la indudable aportación a la reducción significativa de los índices de siniestralidad conseguida.

Con la implementación del Estado de las Autonomías, las estructuras de los Gabinetes Técnicos Provinciales y de los Centros de Higiene y Seguridad se transfirieron, completos (edificios, recursos materiales y recursos humanos), a las correspondientes CC AA, como una competencia del Estado, que ellas ejecutarían en adelante, dada su condición de Administración del Estado en la Comunidad Autónoma.

Los Institutos Territoriales permanecieron adscritos a la Administración General del Estado a través del Ministerio de Trabajo, como administración descentralizada, no periférica. Cada Centro Nacional realiza sus funciones en toda España y a ella representa frente a los órganos de la Unión Europea y de otros Estados soberanos.

Los Institutos Territoriales pasaron a denominarse Centros Nacionales. El Centro Nacional de Nuevas Tecnologías, en Madrid; el Centro Nacional de Condiciones de Trabajo, en Barcelona; el Centro Nacional de Medios de Protección, en Sevilla; y el Centro Nacional de Verificación de Maquinaria, en Vizcaya. Los Servicios Centrales del Instituto siguieron radicados en Madrid. Recientemente el Instituto ha cambiado de nombre, pasando a llamarse Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST).

Durante esta dilatada trayectoria, los Centros Nacionales han profundizado en su especialización en los diferentes campos del conocimiento preventivo, desarrollando funciones de promoción para la mejora de las Condiciones de Trabajo y difundiendo este conocimiento en todos los ámbitos competenciales. Se han elaborado documentos de criterio como las Guías Técnicas de los Reglamentos, las Notas Técnicas de Prevención (NTP), los Calculadores de Prevención, las App, etc.

Se ha diseñado e impartido formación especializada de nivel universitario. Y se está formando parte de Grupos de Trabajo Nacionales con los Agentes Sociales y las CC AA sobre asuntos de interés en prevención, dentro del marco de la Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo y en otros específicos que puedan ser relevantes en un momento coyuntural determinado.

El INSST también participa en los diferentes grupos especializados en la materia que la Unión Europea tiene constituidos con los Estados miembros, haciendo de puente entre las Instituciones de las CC AA y los diferentes Países y Organismos de la Unión Europea. El Instituto ha potenciado, a través del Centro Nacional de Medios de Protección, la certificación CE de los EPI, siendo un Organismo Notificado para ello.

Por su parte, el Centro Nacional de Condiciones de Trabajo (CNCT) se ha hiper-especializado durante este tiempo en ser un Centro de Referencia donde poder acceder a conocimientos avanzados en materia de Prevención de Riesgos Laborales, ya sea por los productos propios elaborados (NTP, Cursos de formación, Calculadores o App), como por productos trabajados y puestos a disposición, tales como el Servicio de Biblioteca y Documentación, así como la Base de Datos documental del INSST, accesibles en la web. He tenido el privilegio y el honor de haber sido el Director del Centro Nacional de Condiciones de Trabajo durante los últimos 17 años de mi carrera profesional.

La formación de los profesionales de la prevención

Esta ha sido unas de las tareas que, de manera continuada, ha desarrollado el CNCT desde sus albores, llegando a impartir, cada año, más de 70 cursos que ofertaban unas 1.500 horas lectivas de formación y a los que asistían del orden de 2.000 alumnos.

Participamos en el diseño y contenidos de los Anexos IV, V y VI del Reglamento de los Servicios de Prevención, una herramienta imprescindible y de calidad que ayudó de forma determinante en sus inicios. No obstante, actualmente los contenidos docentes de la formación impartida, sobre todo para el nivel superior (artículo 37 y Anexo VI del Reglamento), están desfasados. Se deben definir los contenidos formativos, los créditos y la formación que debe acreditar el formador para impartir la formación y así poder acreditar la competencia profesional de los tres actores básicos de la prevención de riesgos laborales: técnicos acreditados para el desarrollo de funciones de Nivel Básico, Nivel Intermedio y Nivel Superior.

No se debe seguir confundiendo la formación necesaria para realizar el trabajo, que debe recibir un trabajador de su puesto de trabajo, regulada por el artículo 19 de la LPRL, para la que la citada Ley no fija ni contenidos ni número de créditos concretos de la formación que se precisa, con la otra formación, la regulada por el mencionado artículo 35 del RSP, donde se fijan los contenidos mínimos, los créditos mínimos a impartir (50 horas) y la acreditación que debe tener el que la imparte, en este caso, un técnico acreditado para desarrollar funciones de Nivel Superior, reguladas por el artículo 37 del citado real decreto.

Dada la complejidad de la Prevención de Riesgos Laborales, se debe reconducir la formación que acredita para el desarrollo de funciones de nivel superior a una definición y ajuste de los itinerarios académicos que debe seguir el alumnado, antes del inicio de sus estudios, en función de su formación de base y de la especialidad que quiere estudiar.

Deberían abrirse cuatro especializaciones: Seguridad en el Trabajo, Higiene Industrial, Ergonomía en el Trabajo y Psicosociología Aplicada. Debería ser un Máster Oficial, impartido por una Universidad. Se debería re-estructurar la Parte Común, incluyendo algunas materias carentes en su momento, a la que se deberían dedicar 60 créditos ECTS (un año académico). Y otros 60 ECTS para cursar cada una de las cuatro especialidades. Cada programa Máster Oficial Universitario debería elegir un mínimo porcentaje de troncalidad, tanto de la Parte Común como de cada Especialidad, definida previamente, para poder ser un Máster Oficial y para la mejor armonización de los conocimientos básicos de los alumnos egresados. Los profesores deberán ser profesores especializados en las diferentes materias que van a impartir, como en cualquier otro programa de Máster Universitario.

Una vez estén redefinidas las competencias, conocimientos y créditos de los tres actores básicos de la prevención (Técnico acreditado para el desarrollo de funciones de Nivel Básico, de Nivel Intermedio y de Nivel Superior), será muy fácil extrapolar cómo se deben redefinir y estructurar los restantes niveles de exigencia formativa que contempla el Plan Nacional de Prevención de Riesgos Laborales, asimilando a cada nivel y exigencia de conocimiento el nivel que más se aproxime y ajuste de los definidos para los tres actores básicos.

Finalmente, como ocurre en otros países de nuestro entorno, es necesario establecer un sistema de re-acreditaciones para los profesionales que interrumpen el ejercicio de la Prevención de Riesgos Laborales o una especialidad concreta, para que, mediante un sistema objetivo y claro, puedan volver al desempeño de su ejercicio profesional con todas las garantías. Las circunstancias y las latencias exigidas para esta re-acreditación deberían ser definidas cuando antes.

Adicionalmente, en la Prevención de Riesgos Laborales será necesario el recurso de estos especialistas a otros profesionales muy especializados para asuntos complejos que se presentan en Prevención, como técnicas de evaluación de riesgo por agentes físicos, estudios complejos de riesgo eléctrico, diseños de ventilación para captación de contaminantes, propuestas eficientes para la reducción del ruido, etc.

 

Oportunidades para el futuro

Adivinar el futuro siempre ha sido difícil, pero, si se enfoca intentando cubrir las carencias del presente, es un ejercicio que se puede plantear.

El INSST debe seguir siendo el Organismo de referencia donde obtener conocimientos avanzados en Prevención de Riesgo Laborales, dedicado a la investigación con recursos propios y subvencionando proyectos de investigación de terceros que ayuden a la promoción para la mejora de las condiciones de trabajo, diseñando y facilitando “herramientas” para hacer una prevención de calidad, realizando métodos de evaluación de riesgos de referencia, proponiendo soluciones y medidas preventivas de probada eficiencia para ser utilizados por los Servicios de Prevención. En definitiva, siendo la casa común de todos los actores de la prevención, con el fin de compartir y armonizar conocimientos sobre el “Estado del Arte”.

La elaboración de herramientas de prevención, como las Guías Técnicas o las NTP, está lejos de haber cubierto sus expectativas de futuro, quedando mucho camino por recorrer. En este mismo sentido, aprovechando las sinergias que ofrece la web, se deberían elaborar productos web para ponerlos a disposición de los interesados en la prevención.

El INSST debe continuar con la gran labor de interrelación con las instituciones especializadas de la Unión Europea y con las internacionales de relieve, todo compartido con los grupos de trabajo establecidos con las CC AA, con las que compartir esfuerzos, conocimientos y actuaciones en una auténtica economía de escala. No tenemos por qué saber todos de todo ni todos debemos tener todos los instrumentos que se requieren para una PRL de calidad.

Se debe prestar atención y colaborar con las Instituciones de Iberoamérica en sus programas específicos de Prevención.

Es preciso nuclear grupos de trabajo con las CC AA para el estudio y gestión de riesgos y problemas de prevención que sean de interés compartido, con el objetivo puesto en ser capaces de gestionar los riesgos laborales que se presenten en el mundo del trabajo de forma anticipada, antes de que provoquen los daños. La mejor herramienta de la prevención es la anticipación. También es la más exigente y compleja, orientando, por ello, los proyectos de investigación hacia campos de interés estratégico.

En esencial seguir el día a día y participar en los grupos de trabajo específicos de la Unión Europea, por lo que respecta a la gestión de la exposición a los Agentes Químicos, Físicos y Biológicos, prestando especial atención a las nuevas exigencias del trabajo seguro con algunos agentes extremadamente peligrosos y algunos de muy novedosa aparición en el mundo del trabajo, como pueden ser los cancerígenos, los tóxicos para la reproducción, los contagiosos, las radiaciones electromagnéticas, etc.

El INSST debe diseñar y participar en campañas sectoriales para la promoción y mejora de las condiciones de trabajo en los sectores afectados; organizar eventos en los que los profesionales de la prevención puedan poner en común sus avances y sus necesidades de conocimiento compartido; apoyar e impartir la formación a los profesionales de la prevención al nivel más exigente; y generar documentos de criterio que guíen la actuación de los agentes sociales y de las instituciones.

Para poder afrontar todo esto, se deberá dotar de los recursos materiales y humanos necesarios, recursos que, lejos de ser especialistas únicamente en prevención, deberán ser conocedores privilegiados y con experiencia de los campos del conocimiento que interesan a la prevención para poder actuar como investigadores y gestores de investigación.

En esta petición de futuro no hay nada que no pueda ser implementado paulatinamente a partir de mañana. Espero que sea posible y ayude a refundar un nuevo Plan Nacional, 50 años después.