6 - Trabajos que supongan exposición al polvo respirable de sílice cristalina generado en un proceso de trabajo

Descripción del proceso

La sílice, dióxido de silicio (SiO2), puede estar presente en la naturaleza en estado amorfo como el ópalo, o en estado cristalino, como el cuarzo, la tridimita o la cristobalita, que son las formas más habituales.

El cuarzo es la forma más abundante de sílice cristalina en la naturaleza y, más concretamente, su forma denominada α-cuarzo. A partir de 573 °C se transforma en su forma β-cuarzo, y cuando se calienta por encima de 870 °C se forma tridimita, y cristobalita si se alcanzan temperaturas por encima de 1470 °C. Estas dos últimas se encuentran en rocas volcánicas en la corteza terrestre y se dan en menor medida en la naturaleza debido a que requieren mayores temperaturas de formación.

La sílice cristalina está presente en diversos tipos de rocas tales como arenas, gravas, mármoles, granitos, pizarras, esquistos, rocas metamórficas como las cuarcitas o rocas sedimentarias como las areniscas de cuarzo. Si bien no es cancerígena cuando se encuentra formando parte de las rocas o los áridos, el procesado mediante operaciones de mecanizado (corte, trituración, perforación, etc.), da lugar a partículas de polvo con diámetro menor o igual de 10 µm, es decir, sílice cristalina respirable (SCR), que pueden alcanzar los alvéolos pulmonares suponiendo un riesgo para la salud.

El principal efecto sobre la salud que puede aparecer en las personas trabajadoras expuestas a SCR es el desarrollo de silicosis. Esta enfermedad se caracteriza por una inflamación de los pulmones en respuesta a la acumulación de polvo de SCR en los mismos. Además, la inhalación de polvo de SCR está asociada a otras enfermedades como cáncer de pulmón, enfermedad renal crónica, pérdida acelerada de función pulmonar, incremento del riesgo de tuberculosis y enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide, el lupus eritematoso y la esclerodermia. Estas enfermedades suelen presentarse en el ámbito de la minería, la cerámica, canteras de granito, operaciones con gravas y arenas, etc.

La sílice cristalina, en forma de polvo de cuarzo o cristobalita, está considerada por la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) como carcinógena para los seres humanos (Grupo 1). Sin embargo, no existe evidencia suficiente de carcinogenicidad en cuanto a la sílice en forma de tridimita.

Grupo 1 Carcinógeno para el ser humano.