Preguntas técnicas frecuentes - Página 4

En este apartado se recogen una selección de las cuestiones en materia de prevención de riesgos laborales realizadas a este instituto con más frecuencia. Le recomendamos acceda a su contenido, por si su cuestión estuviera relacionada con alguna de ellas. Si no encuentra la cuestión entre ellas, remita su consulta a través del siguiente:

FORMULARIO DE CONSULTAS

En principio, tanto una pantalla facial como una gafa de montura integral que reúnan el requisito de protección frente a salpicaduras de líquidos (el símbolo de marcado sobre el protector es el número 3) ofrecen protección frente a sustancias líquidas que puedan suponer un riesgo para la salud al entrar en contacto con los ojos o la piel. No obstante, para seleccionar el tipo de protector más adecuado se debe tener en cuenta que la pantalla facial ofrece protección de los ojos y cara frente a salpicaduras que incidan frontal o lateralmente sobre la cara, mientras que la gafa integral ofrece protección de la región ocular frente a salpicaduras que procedan desde cualquier dirección.

NOTA: El requisito de protección frente a salpicaduras de líquidos viene establecido en la norma UNE EN 166:2002 Protección individual de los ojos. Especificaciones

Al tratarse de un EPI, la evaluación de riesgos, de acuerdo con la Ley 31/95 de Prevención de Riesgos Laborales, determinará si es necesario su uso y las características de este.

Todos los equipos de protección ocular deben ofrecer una protección mínima frente a impactos, cuando un equipo de protección ocular sólo ofrece esta protección mínima lleva marcado el símbolo “S”. Si la evaluación de riesgos pone de manifiesto la necesidad de usar un equipo de protección ocular que ofrezca una protección adicional frente a impactos, se ha de tener en cuenta que las gafas de protección de montura universal solo pueden ofrecer protección frente a impactos de partículas a alta velocidad y baja energía (símbolo F), ya que no quedan sujetas de forma segura sobre la cabeza como lo hacen las gafas de montura integral o las pantallas faciales. La gafa de montura integral puede ofrecer protección frente a impactos de partículas a alta velocidad a baja y media energía (símbolos F y B, respectivamente), ya que se considera que para proteger frente a impactos de partículas a alta velocidad y alta energía (símbolo A) se debe usar una pantalla facial porque se requiere, además de la protección de los ojos, la protección de la cara. Las pantallas faciales pueden ofrecer protección frente a todos los tipos o categorías de impactos.

Por tanto, para seleccionar el protector ocular más adecuado frente a impactos se ha de tener en cuenta: la energía asociada al impacto (atendiendo a la velocidad, tamaño y naturaleza de las partículas), y el tipo de incidencia de las partículas (si es frontal, lateral o desde cualquier dirección), con objeto de seleccionar el diseño de montura que mejor proteja frente a esa exposición.

En general, se recomienda utilizar gafas de montura universal con nivel de protección frente a impactos F o gafas de montura integral con nivel de protección B, en actividades que impliquen el uso de: máquinas de corte, máquinas para trabajar la madera, cortadoras césped, herramientas eléctricas, etc. En el mecanizado de metales, o molienda se recomienda el uso de gafas de montura integral o pantallas faciales con nivel de protección frente a impacto B.

Para más información respecto a protección frente a riesgos específicos, símbolos de marcado y contenido del folleto informativo de los EPI, puede consultar las fichas de selección y uso de equipos de protección ocular disponibles en este portal.

En condiciones normales, a temperatura ambiente, el hidróxido de sodio no es volátil por lo que un equipo para vapores, no resultaría necesario.

Cuando durante la manipulación de soluciones de hidróxido de sodio se generen aerosoles, y siempre que no hayan podido adoptarse o no sean suficientes otras medidas de protección como una extracción localizada, deberá considerarse la utilización de un equipo de protección respiratoria frente a partículas.

En la selección de la pieza facial a la que se acople el filtro, debería tenerse en cuenta que el hidróxido de sodio podría producir, en caso de proyección, además de quemaduras graves en la piel, lesiones oculares graves.

En principio, no es adecuado el uso de filtros tipo AX en ese tipo de atmósferas.

Los filtros AX están específicamente fabricados para retener gases orgánicos de compuestos con punto de ebullición inferior o igual a 65 ºC, aunque en la mayoría de los casos el material filtrante de estos filtros (carbón activo) puede retener gases de compuestos menos volátiles, con punto de ebullición superior a 65 ºC.

Sin embargo, la retención de gases orgánicos se realiza mediante adsorción en la superficie del material filtrante y, generalmente, los compuestos más volátiles quedan adsorbidos con fuerzas de unión más débiles que los compuestos menos volátiles. Por tanto, en atmósfera en las que exista una mezcla de compuestos orgánicos con puntos de ebullición por encima y por debajo de 65 ºC, el filtro AX retendría preferentemente los gases y vapores del compuesto menos volátil pudiendo llegar a ser ineficaz para el más volátil.

Las cremas de protección contra productos químicos son consideradas equipo de protección individual en el ámbito del Real Decreto 773/1997 que las incluye, en su Anexo I como protección individual de la piel, que pueden utilizarse en el trabajo.

El uso de estas cremas puede ayudar a proteger la piel, reduciendo los efectos de la exposición. Existen diversos tipos y están elaboradas para ser aplicadas al comienzo y a intervalos regulares durante la actividad laboral. La selección debe realizarse en función de sus propiedades de protección frente a las sustancias químicas presentes en el lugar de trabajo y a la propia actividad.

La denominación de cremas barrera puede inducir a confusión dando una falsa sensación de seguridad. No proporcionan una barrera de protección en el mismo sentido en que lo hacen los guantes de protección y en ningún caso deben usarse en su lugar.

Por otra parte, estás cremas no entran dentro del campo de aplicación del Reglamento (UE) 2016/425, del Parlamento y del Consejo, de 9 de marzo de 2016 relativo a los equipos de protección individual y por el que se deroga la Directiva 89/686/CEE del Consejo y por tanto no son objeto de certificación similar a la de los guantes de protección. No obstante, deberán cumplir con la legislación aplicable en lo relativo a su comercialización, que entendemos sería el Real Decreto 1591/2009 (1) pero que debería corroborarlo con la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, responsable de su aplicación.

(1)En su lugar el Reglamento (UE) 2017/745 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 5 de abril de 2017 sobre los productos sanitarios, cuando sea de aplicación.

Los materiales están disponibles en el siguiente enlace.
Si necesita los materiales en formato de alta definición o en formato InDesign, es necesario que los solicite por escrito a deprosel@insst.mites.gob.es

En 2013, España puso en marcha el proyecto "Empresas Saludables" inspirado en el trabajo realizado por la Red Europea de Promoción de la Salud en el Trabajo (ENWHP) y como respuesta al propio interés del INSST en reconocer el trabajo de las empresas en el ámbito de la mejora de la salud y el bienestar de sus trabajadores/as, así como en promover la cultura de la salud y el intercambio de experiencias empresariales.

Cualquier empresa u organización, con independencia de su tamaño, titularidad o sector, puede manifestar su compromiso solicitando su adhesión a la Declaración de Luxemburgo y, si lo desea y cumple con los criterios de calidad elaborados por la ENWHP, pedir su reconocimiento como buenas prácticas en promoción de la salud en el trabajo.

Puede encontrar información adicional en el siguiente enlace.

 

Toda la información sobre la adhesión a la Declaración de Luxemburgo se encuentra en el siguiente enlace.

La adhesión a la Declaración de Luxemburgo puede hacerse ya sea como empresa (englobando a todos los centros de trabajo) o por centro de trabajo.

Para ello, cada centro de trabajo debe cumplimentar:

En el caso de la adhesión de la empresa, se emitirá un solo certificado de adhesión.

En el caso de la adhesión por centro de trabajo, se emitirá tantos diplomas como centros se adhieran.

El cuestionario de evaluación de Factores Psicosociales FPSICO 3.1 está disponible en castellano.

Las versiones 4.0 y 4.1 del método disponen, además, del cuestionario en gallego, catalán, euskera, inglés y español internacional. Todos ellos cuentan con la correspondiente validación.

El procedimiento de evaluación de los factores de riesgo psicosocial FPSICO, versión 3.1, 4.0 y 4.1, denomina “rango” a la puntuación mínima y máxima que se puede obtener en cada factor.

En FPSICO, versión 3.1, 4.0 y 4.1, los factores valorados tienen distintos rangos. Esta variabilidad está en función del número de ítems de que consta cada factor y del valor (peso) de cada una de las opciones de respuesta de cada pregunta. Estos pesos de las distintas opciones de respuesta constituyen una información de carácter reservado y por tanto no es accesible al público usuario de la herramienta.

Podrá encontrar información más detallada en el informe “Propiedades psicométricas del instrumento de valoración de riesgos psicosociales del Instituto (FPSICO)

FPSICO es una herramienta de evaluación psicosocial que se puede utilizar, en principio, en cualquier empresa con independencia de su tamaño, sector o actividad. No obstante, se debería considerar la adecuación de estas herramientas a la organización concreta, a los objetivos preventivos que se pretendan alcanzar (evaluación inicial, revisión de la evaluación, etc.) y a los medios y recursos disponibles en cada caso.

Este procedimiento de evaluación, implica trabajar con datos colectivos y no individuales. Por ello, se recomienda establecer unidades de análisis a partir de variables como puesto de trabajo, sexo, entre otras. Puede suceder que el número de trabajadores que conformen las unidades de análisis sea tan pequeño que éstos resulten fácilmente identificables y, en estos casos, por cuestiones de operatividad y de anonimato, se podría considerar realizar agrupaciones más amplias a la hora de analizar y/o presentar los resultados.

Los resultados obtenidos de la aplicación de este procedimiento dentro del proceso de evaluación, además de servir para evaluar cuantitativamente las condiciones psicosociales, pueden ser de gran ayuda para sugerir cambios de organización y de gestión en la empresa que posibiliten la optimización de los recursos humanos y, por ende, de la organización, ya que la evaluación no es un fin en sí misma sino un medio para mejorar.

FPSICO es público y gratuito. Las 3 versiones 3.1, 4.0 y 4.1 pueden descargarse en la página:

Herramientas de PRL para la evaluación de riesgos psicosociales (insst.es).

Una vez descargado, se deben seguir las instrucciones detalladas en los Manuales de instalación y de uso, disponibles en la propia página de descarga.

La presentación de la documentación para su posterior evaluación podrá realizarse hasta el 15 de noviembre del año en curso. Las solicitudes posteriores a esa fecha entrarán en la convocatoria del año siguiente.

La herramienta FPSICO asigna un peso específico (un valor numérico) a cada opción de respuesta de cada pregunta del cuestionario en función del nivel de riesgo que implica. Este valor diferenciado o peso de cada opción es una información reservada, determinada mediante un estudio estadístico en el momento de la elaboración de la herramienta y por tanto no es accesible al público usuario. La aplicación informática los aplica de manera automática cuando se introducen los datos.

“La puntuación baremada se otorga de manera automática a partir de la Aplicación Informática (AIP), en función de la combinación de respuestas que se da a cada cuestionario, no estando disponible para terceros. Para la asignación del peso de cada categoría de cada pregunta, se partió de una valoración provisional elaborada según criterios teóricos, siguiendo el método de “jueces expertos”, y que fue ajustada tras el estudio piloto, previo a las pruebas de fiabilidad y validez del cuestionario. Así pues, la contribución de cada pregunta en el valor total de cada factor obedece a la importancia otorgada de manera teórica así como a la sensibilidad que mostró en las correlaciones obtenidas con los criterios utilizados para la validación (insatisfacción y sintomatología psicosomática percibida).”

Cuanto mayor sea la tasa de respuesta, mejores serán las estimaciones que se hagan, es decir, se obtendrán unos resultados que serán más representativos y ajustados a la realidad psicosocial de la organización.

A este respecto el Instituto no fija unos valores mínimos sino que considera que es una decisión a valorar por las personas responsables de la evaluación.

Si, una vez aplicado el cuestionario, se detectase un elevado índice de no respuesta, sería preciso interpretar este hecho como un indicador en sí mismo y plantearse una serie de preguntas referidas a diversos aspectos:

La estrategia de información fue insuficiente.

  • Falló la estrategia de recogida de información: los momentos elegidos, los plazos dados, etc. no fueron los adecuados.
  • Las cautelas sobre el anonimato de la información no se consideraron suficientemente y se sembró así la duda y la desconfianza para participar.
  • El procedimiento / método / técnica / instrumento de recogida de información que se seleccionó está “quemado” en esa organización y no ha sido eficaz.
  • Existe elevada desmotivación para participar en aspectos preventivos (provocada, por ejemplo, por reiteradas negativas anteriores para implantar determinadas propuestas de actuación preventiva).
  • Actitudes hacia el estudio de los participantes, o hacia las personas que lo coordinan…
  • La desconfianza o miedo a posibles repercusiones.
  • Otros.

A veces, una escasa participación ya es un dato muy interesante a tener en cuenta y que hay que analizar exhaustivamente.

La respuesta a esta cuestión depende de la naturaleza de la no respuesta: si las unidades que no responden son completamente aleatorias, entonces se podría ignorar la no respuesta y utilizar a quienes contestan como muestra representativa de la población. Si quienes no contestan tienden a diferir de quienes sí lo hacen, entonces los sesgos de los resultados al usar sólo a quienes sí respondieron puede hacer que la encuesta pierda su valor.

Una utilidad del cálculo de la tasa de respuesta es la de comprobar si la no respuesta es aleatoria, es decir, si los trabajadores que no responden se concentran o no en un grupo de la población con unas características particulares.

Muchas referencias proporcionan consejos acerca de las cuotas para la aceptación de las tasas de respuesta, pero en general el establecimiento de tales criterios absolutos para establecer una tasa de respuesta aceptable es peligroso y ha llevado a muchos investigadores de encuestas a una complacencia infundada acerca de la ausencia de respuesta.

La mejor manera de enfrentar la ausencia de respuesta es prevenirla efectuando una adecuada presentación del estudio de riesgos psicosociales que se va a llevar a cabo, concienciando a los trabajadores de la importancia de contar con una alta participación, facilitando una información rigurosa sobre la preservación del anonimato y la confidencialidad en el tratamiento de los datos, etc.

Para realizar la evaluación inicial de los riesgos psicosociales se deben llevar a cabo determinados pasos, desde la recogida de información hasta la valoración del riesgo y la realización del informe de evaluación. Esta secuencia se integra en la gestión del riesgo psicosocial, en la que se distinguen varias fases. Tal como indica la Nota Técnica de Prevención 702: Análisis de los factores de riesgo.

Esta fase supone la identificación de los factores de riesgo ;existentes en la empresa (gracias a la información obtenida de la empresa, ya sea de carácter global, ya sea específica de cada departamento, obtenida gracias al análisis de indicadores, la aplicación de listas de chequeo o de control, el cruce de datos con vigilancia de la salud, etc.); la elección de la metodología y técnicas necesarias (que midan la exposición a factores psicosociales para los que exista evidencia científica razonable de que pueden afectar a la salud de las personas, que tenga en cuenta la población objeto de estudio y las posibles unidades de análisis a analizar de manera que no se realice únicamente una aplicación mecánica de dicho instrumento, que proporcione confianza sobre su resultado siendo un instrumento provisto de validez y fiabilidad, etc.); y por último, la ejecución del trabajo de campo conforme a una planificación previa (lo que supone, por ejemplo: una programación del lugar y tiempo de contestación a un cuestionario; y una planificación sobre cómo informar a los trabajadores en asuntos relativos a: la metodología seleccionada, la importancia de su participación, cómo se gestionarán los datos obtenidos atendiendo a la confidencialidad de los mismos, etc.).

La fase de evaluación de los factores de riesgo implica el análisis de los resultados obtenidos, una vez aplicadas la metodología y técnicas elegidas, es decir, una vez que el técnico de prevención de riesgos laborales analice las causas que los originan; contextualice los resultados en función de, por ejemplo, la actividad de la empresa y las características de los puestos; realice, por tanto, una valoración de los riesgos, de manera que se pueda concluir sobre la necesidad de evitarlos, reducirlos y/o controlarlos; y, por último, la realización del informe.

Las técnicas cualitativas son aplicables en empresas de cualquier tamaño durante el proceso de gestión de los riesgos psicosociales.

Se recomienda planificar su uso (estableciendo previamente los objetivos y un marco teórico de referencia para saber qué se busca y qué se va a hacer con los datos) ya que pueden proporcionar una gran riqueza de información cuyos resultados pueden ser “desbordantes”, complicando la evaluación psicosocial e impidiendo la operatividad de su tratamiento, por lo que es importante una cierta especialización en su aplicación y en la interpretación de los datos obtenidos.

En ocasiones, conviene tener en cuenta que las técnicas cualitativas de investigación pueden sustituir el uso de las técnicas cuantitativas, por ejemplo, en el caso de que la población de estudio sea muy pequeña o el nivel formativo de los encuestados no permita utilizar medios escritos o exista dificultad de acceder a ese colectivo mediante el uso de otras técnicas de recogida de datos (por ejemplo, porque realicen su trabajo en localizaciones remotas).

Estas técnicas no solo pueden usarse para la realización de la evaluación de los riesgos psicosociales sino también en las fases previas (para recopilar información gracias al análisis de indicadores) y en las fases posteriores a la aplicación de la metodología cuantitativa (una vez obtenidas las puntuaciones cuantitativas correspondientes) para: complementar la información conseguida, profundizar en las causas de la puntuación, conocer con mayor detalle algunos factores de riesgo psicosocial a los que están expuestos los trabajadores y planificar e implantar las medidas preventivas.

Algunas de las técnicas de recogida de datos cualitativas usadas más frecuentemente son: la entrevista estructurada o semiestructurada, la observación sistemática y los grupos de discusión, entre otras.

En la literatura científica existen publicaciones —con un ámbito más amplio que el de la movilización de pacientes— que abordan el trabajo con pacientes con deficiencias psíquicas, en centros psiquiátricos, etc. En el ámbito específico de la movilización de pacientes, este colectivo puede presentar una dificultad adicional en las operaciones de manipulación —no colaboración durante la movilización, comportamientos agresivos, etc.-, y, por ende, en la evaluación de los riesgos a los que están expuestos los trabajadores.

La legislación preventiva actual no propone ninguna metodología para la evaluación de la movilización de este colectivo específico. De igual forma, si bien el informe técnico ISO/TR 12296:2012 Ergonomics -- Manual handling of people in the healthcare sector tampoco está orientado específicamente a las características propias del trabajo con este tipo de pacientes, en el apartado 3.2.1.7 (características de los pacientes) se llama la atención a que pueden aparecer peligros especiales en el caso de que los pacientes se opongan al movimiento por problemas psiquiátricos o cognitivos, haciendo especial mención a que en estos casos la carga biomecánica sobre el sistema musculoesquelético pudiera aumentar.

Por lo tanto, si bien no hay constancia de una metodología de evaluación en el ámbito de la prevención de riesgos laborales específica para los riesgos derivados de la movilización de pacientes

con deficiencias psíquicas, esto no supone una exención del deber de evitar los riesgos para la seguridad y la salud de los trabajadores de este sector. En cualquier caso, una evaluación de riesgos de esta índole podría regirse por los principios básicos expuestos en el informe técnico mencionado anteriormente, teniendo en cuenta las características particulares del colectivo de pacientes. A estos efectos, el estudio y el análisis de las diferentes metodologías propuestas en el anexo A de la norma (con sus principales características y limitaciones), así como de la literatura científico-técnica que hace referencia a este tipo de pacientes, pueden resultar de gran ayuda a la hora de abordar una evaluación de esta índole.

Existen diversos métodos que permiten estimar el gasto energético durante el trabajo; por ejemplo, los métodos recogidos en la norma UNE 8996:2005. Ergonomía del ambiente térmico. Determinación de la tasa metabólica (ISO 8996:2004), las pausas y los tiempos necesarios para la recuperación física del trabajador.

Si bien no existe un criterio único y estandarizado, se suele utilizar el límite de 4 kcal/min, por encima del cual la carga de trabajo se considera pesada. A modo de ejemplo, la clásica fórmula de Lehman y Spitzer utiliza dicho valor para estimar el tiempo de reposo en base al consumo energético. No obstante, en la determinación de las pausas también se deberían considerar otros factores adicionales a las exigencias físicas de la tarea.

Para más información, se puede consultar la NTP 916: El descanso en el trabajo (I): pausas.